20/12/2023DEPORTES

Iván Krenz, el jugador del Depor que es considerado como un héroe dentro del club: despertó pasiones, sueños y llevó bien alto los colores verdirrojos

El básquet es el deporte que lo apasionó, el que aprendió a jugar desde su padre y desde los profesores y entrenadores que lo condujeron, pero al que llevó a lugares impensados, inimaginables para este club amateur. Deporte del que acaba de despedirse el sábado, junto a otros compañeros como Maxi Sterz y Juani Ferraro, con quienes conformó un equipo de primera soñado que le dio muchas alegrías al club.

De chiquito fue a jugar a Olimpo, club que le vio las condiciones y el potencial, después regresó a la ciudad porque era difícil estar lejos de los suyos. Cuando se fue a estudiar estuvo 9 años en Estudiantes de Bahía Blanca. 

“Tuve un paso por Bahía Blanca, de 9, 10 años. No me traje el titulo de Historiador (era lo que estudiaba en la UNS), pero me traje amistades, experiencia y sobre todo mi compañera”, dice Iván en entrevista con La Nueva Radio Suárez, refiriéndose a Ana Inés Crisol, con la que tienen dos hijos de 10 y 8 años.

El partido de despedida fue precioso, emotivo, fenomenal. Participaron jugadores que habían sido compañeros de Iván en Estudiantes. En algún momento del partido de despedida también entró a jugar su padre y lo hicieron sus dos hijos. Así, Deportivo Sarmiento homenajeó a tres grandes del básquet: Iván Krenz, Juan Ignacio Ferraro y Maxi Sterz.

“No sé hace cuánto estuvieron organizándolo, porque la movida fue muy grande. Hubo luego una cena para 150 personas. Y ni hablar todo lo que fue el decorado del salón. Y los invitados, gente de afuera, que no nos imaginábamos que iban a estar presentes. Fue un momento inolvidable para nosotros, con muchas emociones”.

Relató que en el 2012, al regreso, comenzó a entrenar en Deportivo Sarmiento. Estuvieron todos los que fueron compañeros de equipo.

Junto con Maxi y con Juani formaban como el Dream Team. “Esas casualidades de la vida. Nunca jugamos juntos en inferiores. Los tres tenemos la misma pasión por el club y por el deporte. Cuando era chico lo vi un par de veces a Maxi jugando en primera, siendo él muy joven, y de la misma manera Juani me vio a mí jugando en primera. Maxi fue a Bahía, yo fui a Bahía; Juani a Olavarría. Cada uno hizo su carrera afuera de Suárez”.

Coincidió que en el 2011 el Depor quería entrar en un Provincial. Ahí lo llamaron a Maxi para reforzar ese equipo. En el 2012 Iván se instaló acá en Suárez, de regreso. “Me ofrecieron desde el Club hacerme cargo de las formativas de básquet, cosa que hice por un par de años. Juani regresó para jugar en Primera y a dirigir la Escuelita y el Minibásquet. Fueron años, para el básquet nuestro, soñado, porque se dio el regreso de tres figuras que estábamos afuera. Y nos acoplamos a un equipo muy bueno que había acá. Pudimos ganar un campeonato de la Liga de Punta Alta, después de 26 años”.

Ahí, cuenta Iván, “empezó una seguidilla de logros y un vínculo muy fuerte de ese equipo con la gente. Porque éramos hijos del club y se generó una química muy linda”. Ese año ganaron el Apertura y el Clausura de la Liga de Punta Alta, “y ahí comenzó una seguidilla de títulos, que finalmente fueron 13 títulos”.

Lo tomaron, dice a esto, “con mucho compromiso. No lo hicimos por plata, lo hacíamos por amor al deporte y a la camiseta. Eso se notó muchas veces en las competencias provinciales en las que te chocabas con equipos muy grandes, de mucho refuerzo, muy caros”.

En este sentido, recuerda un partido, cuando fueron a Tandil, en el Provincial del 2017, donde jugaba Independiente. “Entramos a la cancha, en un estadio que es gigante, y ellos tenían tres tipos que median dos metros. Y nosotros éramos los de acá. Los nuestros eran Maxi, Ariel, Guille y Charly, que son tipos altos como yo, o un poquito más de 1,90. Fuimos y ganamos allá, no lo podíamos creer. Se fue dando esto. La gente te cruzaba y nos decía que era increíble, ganábamos siempre”.

Otros momentos preciosos que relató con generosidad. “Cuando llegamos al club había una realidad socio económica en el país que después se fue degradando. Teníamos una Comisión Directiva muy fuerte que se encargaba que el plantel compitiera en todos los niveles posibles”, relata. En ese contexto, la Directiva les propuso jugar un Provincial de Clubes, que se jugaron en el 2012, 2013 y luego en el 2014. 

“De esos partidos me quedó grabado uno que le ganamos a San Lorenzo de Bahía Blanca, que era un equipo muy fuerte de Bahía, en cancha nuestra. Justo había nacido uno de mis hijos. Después perdimos la serie en Bahía”.

Luego la realidad se fue complicando, no les renovaron la invitación a la Liga de Punta Alta y hubo que mudarse a la Liga de Tres Arroyos. “En el 2017, cuando vuelve a Suárez Maxi, hicimos un asado en la pretemporada y salió la idea de jugar el Provincial. Maxi dijo que venía a Suárez a retirarse, siendo campeón provincial. Ese Provincial lo organizamos los jugadores. No había plata. Pero salieron ideas de una rifa, de buscar publicidades por la ciudad que encaramos nosotros. Hubo mucha gente que trabajó en la Subcomisión de Básquet. Jugamos hasta julio, siempre en Tres Arroyos de visitante. Es decir, teníamos una Comisión que no había podido recaudar porque no tenía partidos de local. Esa había sido la condición de esa Liga. Era una locura plantear jugar el Provincial de Clubes, fue una locura, pero sabíamos que teníamos el equipo. A mitad de año de ese 2017 perdimos en semifinales contra un equipo de Tres Arroyos. En ese esquema se plantea la idea, era una locura, pero todos queríamos”.

Se pusieron como condición conseguir un par de refuerzos, misión en la que se pusieron los propios jugadores. “Ahí salió la elección de Joaquín Tuero, un base que nos cambió por completo la dinámico del equipo y que nos potenció. Con esa potencia, creímos que podíamos salir campeones provinciales y nunca nos convenció nadie de lo contrario. La verdad que fue una locura que tiene un punto en el mes de diciembre del 2017, jugando lunes, miércoles y viernes. Fueron 12 partidos en 24 días. Una locura para un equipo amateur que al día siguiente tienen los jugadores que ir a trabajar. Ganábamos siempre. Y la gente nos decía que estábamos locos”.

En ese contexto, cuenta que ganaron el campeonato de Tres Arroyos un miércoles 6 de diciembre del 2017, “en cancha nuestra, por primera vez. Y el viernes teníamos que ir a jugar a San Nicolás, por el Provincial de Clubes, equipo que había jugado la Liga Nacional en su momento y que se había armado para ascender”.

Diez horas de viaje en la combi, bifecitos para hacer en el camino, que se cocinaron en un chulengo que pidieron prestado en un puesto. No andaba el reloj, se cortó la luz, empezaron a entrar en calor, recién bajados de la combi, cuenta Iván Krenz. “Fue un partido muy parejo, que no se termina el tiempo regular, fuimos a suplementarios, donde también se da esa paridad, por lo que pasan a un segundo suplementario, cosa no muy común. En el segundo suplementario el partido estaba perdido y nos queda la última pelota faltando dos segundos. Metimos un triple para empatarlo y forzar un tercer suplementario en el cual, finalmente, ganamos el partido en San Nicolás. No lo podíamos creer. Ese fue, para mí, el momento más épico de todos estos años. Terminó con un tercer puesto a nivel Provincial, que para Coronel Suárez es algo inédito, sobre todo tratándose de un equipo amateur. Si me preguntan por un momento, es ese”.

En 2017, dice, “éramos la Cenicienta. En ese Provincial tuvimos las dos primeras fechas con un equipo de Cañuelas y un equipo de Tandil. Ganamos esos dos partidos muy bien y el tercero en Bahía contra Estrella. Maxi conocía a la perfección a ese equipo porque había jugado ahí el año anterior. Estrella tenía un equipazo de pibes, parecido a la lógica nuestra, que jugaban con la misma convicción que nosotros. Yo no esperaba demasiado de ese partido. Estaba dentro de los perdibles, cuando uno mira el fixture. Lo ganamos en la última pelota”. Lo relata Iván, se emociona hasta las lágrimas y continúa el relato: “Me acuerdo que vino Gustavo Ferraro, nuestro profe de Mini Básquet y papá de Juani y me dijo ‘¡Ganamos en Bahía! ¡Nosotros no ganamos en Bahía! ¡Están locos! ¿Qué están haciendo?´. Ese fue también un momento hermoso para nosotros”.

A la semana siguiente ganaron el clásico a Blanco y Negro y el viernes con Racing de Olavarría, que había jugado la final del Provincial anterior. “Jugaba Martín Delgado, que es un jugador de primer nivel y tenían un equipo de pibes que volaban. Primer tiempo 20 abajo… terminó el partido y nosotros éramos los ganadores. El recuerdo son las charlas después del partido. Destruidos, siempre una cerveza, hablando con Maxi y que me decía: ´Flaco, yo no entiendo qué está pasando´. Muchas cosas”, cierra con mucha emoción. 

Agrega que en ese Provincial, donde al principio “éramos la Cenicienta, nos transformamos en el Cuco. Llegamos a Pergamino siendo candidatos. Tengo un artículo de un periodista, yo no me acuerdo si de 9 de Julio o de dónde, que decía que los dos favoritos era el local, es decir Pergamino, un equipo con historia en Liga Nacional, y Sarmiento de Coronel Suárez. Cuando empezó el torneo no nos conocía nadie”.

Cuando fueron a jugar en el 2018 y en el 2019 ya decían “guarda con estos que son bravísimos. En Suárez no ganas. Y te bajan de local. Es decir, se transformó la percepción desde afuera hacia nosotros. Con un respeto muy grande de los clubes de la Provincia”.

Este Dream Team conformado por Maxi, Iván y Juani fue, para los chicos, las generaciones nuevas del Depor, y para todo el club, héroes, ni más ni menos. “Esos pibes nos vieron todo el recorrido. Decían ‘estos son nuestros y no pierden’. Hoy tenés a tres categorías de Deportivo jugando finales. Los pibes nos dicen Flaco, Ruso, Gordo, nos miman, nos etiquetan en historias, esa parte es lo fundamental, indica que va a haber una continuidad desde lo deportivo”.

¡Qué manera de llevar en el corazón, desde el básquet, los colores de Deportivo Sarmiento! En la despedida, Iván Krenz dice que “lo decía el sábado en la fiesta. Cuando éramos chiquitos no había la posibilidad que hay hoy de tener una camiseta del club. No podías ir a comprar la camiseta de Deportivo a ningún lado. En tu casa ponías las zapatillas, las vendas, las medias y te ibas al club. Cuando llegabas, el momento de sacar la camiseta del bolso, ese momento era mágico. Era el único momento en que vos te ponías la camiseta. Lo dije el sábado, me emocioné y ahora lo vuelva a hacer. La verdad que uno cuando es chico agarra las grandes pasiones. Y en el caso mío fue mi club, mis colores y la pelota. Era estar todo el día jugando en casa o en el club. Es muy lindo haber podido llegar a un final que tiene un desenlace feliz. Fue hermoso el homenaje del sábado. Lo disfrutamos”.

Títulos breves
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