20/04/2025REGION

Puan: “El desastre que han hecho las precipitaciones es muy, pero muy grande”

En el sur de Puan, estiman que las pérdidas causadas por el temporal que también azotó Bahía Blanca, superarán los 650 millones de pesos, solo en infraestructura de los campos.

A más de un mes de la trágica inundación que dejó víctimas y miles de millones de pesos en pérdidas en Bahía Blanca, la situación en otros puntos del Sudoeste Bonaerense todavía es complicada. Sin ir más lejos, el agua que cayó del cielo ese 7 de marzo provocó también varios dolores de cabeza en sectores puntuales de la zona, que hoy todavía están a la espera de una solución.

El sur de Puan y de Tornquist, junto con el norte de Villarino, también fueron duramente golpeados. Todo el sector que rodea al tramo de la ruta nacional 35, que va desde Bahía Blanca hasta el Meridiano V, el límite de Buenos Aires con La Pampa, a pocos kilómetros de Villa Iris, llegó a recibir unos 430 milímetros de lluvia en esos primeros días del mes de marzo.

Las consecuencias no tuvieron la misma repercusión que las de Bahía Blanca, pero también fueron devastadoras, tanto desde la infraestructura como desde lo económico. Sin ir más lejos, un primer relevamiento llevado a cabo desde el Comité de Crisis puanense habla de pérdidas que podrían alcanzar los 650 millones de pesos. Esta cifra corresponde a los cuarteles VII, VIII, IX y X de ese distrito.

En principio, estos números involucrarían la pérdida de unos 70 mil metros de alambrados; cinco mangas completas, con corrales incluidos, y varias viviendas. Por ahora no se habla de animales, pero se sabe que hubo varios productores afectados con mortandad de hacienda.

Estas estimaciones, se aclara desde el sector, están lejos de ser las finales. Se entiende que muchos productores todavía no hicieron un balance preciso de los daños y las pérdidas, y que incluso muchos de ellos ni siquiera llegaron hasta sus campos, debido al corte que durante varias semanas hubo en varios puntos de la ruta nacional 35. De esto se desprende que el número final terminaría superando los 650 millones de pesos.

Los productores de la zona definen la situación como “complicada”, por más que ya haya pasado casi un mes y medio de la inundación. Si bien lentamente la coyuntura va mejorando, cada nueva precipitación -como la que se dio durante el principio de la semana- no hace más que complicar nuevamente todo.

Los caminos rurales fueron y siguen siendo uno de los sectores más perjudicados. En el peor momento de la inundación, las trazas fueron utilizadas cual cauces naturales por el agua que corría sin parar, barriendo con todo a su paso: alambrados, tranqueras, tierra o animales; lo que fuera.

A eso se le sumó el desprendimiento de suelo y paredes naturales, los denominados socavones, provocados por la corriente. En muchos lugares, el daño no fue mayor gracias a las raíces de viejos árboles, que afirmaron la tierra; en otros, ni siquiera alcanzaron y se formaron pozos gigantescos de varios metros de profundidad. La única referencia que queda del anterior estado, es el tendido del alambre, tenso en el aire, casi como una pancarta que marca cómo era el escenario a fines de febrero.

Pero los caminos rurales no solo fueron el conducto para el paso del agua, ya que los bajos de su trayecto o dentro de algunos campos terminaron convirtiéndose en nuevas lagunas de vasta superficie y variada profundidad, que impiden el paso de vehículos de cualquier porte. A futuro, las perspectivas no son las mejores, ya que al haber arribado ya las bajas temperaturas, la evapotranspiración disminuye notablemente, por lo que se entiende que estos verdaderos lagos artificiales van a permanecer -al menos- hasta avanzada la primavera. Es decir, esos campos y caminos no podrán utilizarse en los próximos seis meses.

“La situación sigue siendo complicada, aunque no tan dramática como en el momento de las lluvias -reconoció Hernán Martínez, productor de la zona de San Germán e integrante de la Asociación de Productores Agropecuarios de Villa Iris y Zona-. Hay muchos caminos todavía intransitables. El desastre que han hecho las precipitaciones es muy, pero muy grande”.

La poca firmeza de los caminos rurales, además del estado del suelo dentro de los campos termina generando un gran problema para los productores ganaderos que necesitan vender animales, ya que los camiones de hacienda no pueden acceder a todos los establecimientos.

“Se han formado muchas lagunas también, que han cortado caminos y quedan encajonadas en bajos donde no se puede sacar el agua hasta que no se evapore. Como ya las temperaturas no son altas, esas lagunas van a quedar hasta la primavera”, explicó.

Según Martínez, “en todos los bajos naturales, el agua se estancó como nunca”.

“Imaginemos que, en cercanías a San Germán, en seis horas llovieron más o menos 450 milímetros, que es más de lo que llovió en todo el año 2023 y en todo el año 2024; es decir, una cantidad de agua exorbitante. Lamentablemente hay cascos de estancia ubicados en un bajo, y que la inundación les tapó parte de la casa o el galpón; hay algunos casos muy dramáticos”, ejemplificó.

Al respecto, reconoció que si bien se está trabajando en la reparación de los caminos, “el desastre que la lluvia ha hecho es muy grande y no se da abasto”.

“Cuando esto pasó se estimaba que había 200 kilómetros de caminos destruidos, donde no había quedado nada: donde hoy hay piedra se llevó toda la tierra, y donde era arenoso socavó e hizo unos cráteres enormes y profundos que son imposibles de atravesar con algún vehículo”, manifestó.

En la actualidad, explicó, más allá de que varios de estos caminos se han ido acomodando, aún unos 100 kilómetros de ellos se encuentran intransitables o, al menos, solo pueden pasar por ellos vehículos livianos.

“Todavía quedan lugares por dentro de los campos vecinos, que tenemos que usar para llegar a algún lado. Los caminos se han ido habilitando, a lo que se suman los pasos que hemos generado los productores. Así, la gente puede salir -con complicaciones- en caminos que están destruidos en partes, entre las piedras y despacito, pero se puede transitar”, señaló.

Inaccesibles

Martínez confirmó que todavía hay sectores inaccesibles con tránsito pesado, lo que termina complicando la venta de animales.

“A más de un mes, el productor ganadero necesita vender, para lo cual debe cargar hacienda con un camión que es de gran porte y pesado, que no puede pasar en todos los caminos”, ejemplificó.

Además, señaló que más allá de que todavía no hay una estimación de los animales muertos por la inundación, sí hay muchos que se han perdido.

“El agua barrió con todo lo que tenía a su paso: rompió alambrados y se juntaron las vacas de un vecino con las del otro. Todavía hay un desorden generalizado en ese aspecto, y también ha hecho mucho daño a miles de metros de alambrado, que va a llevar mucho tiempo reconstruir”, confirmó.

La Nueva

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