29/03/2024RELIGION

“Este tiempo se debe vivir como una resurrección. Con Jesús resucitando en el corazón de cada uno”

Esta expresión corresponde al diácono Alberto Segui, quien reflexionó sobre este tiempo pascual.

“Es el tiempo medular de nuestra fe, lo central. Si bien todos los acontecimientos de nuestro Señor fueron importantes, Jesús nace por este momento, para morir en la cruz por nosotros y para poder rescatarnos de nuestra vida de pecado, alejada de él, a veces una vida sin sentido”.

Dice que el mensaje, no es propio, sino que “es el de Jesús”, y agrega que estos días –jueves, viernes y sábado, el triduo pascual- “momentos de tanto dolor de Cristo, lo vivimos de la óptica, no de un recuerdo, sino que esto ocurre hoy, en mi vida. Esta Semana Santa la tengo que vivir en particular. Esta historia se repite y se repite en mi vida. Cada vez que negamos a Jesús, nosotros también lo crucificamos”.

Pide vivir este tiempo con la esperanza de la resurrección: “No es para castigarnos a nosotros mismos y decir qué mal que nos portamos, sino ver estos tiempos bajo la óptica de resurrección”. Indica el diácono Alberto Segui, que “si se viven bien los momentos previos, el domingo se vive con una explosión de alegría”.

Recuerda que Pascua, quiere decir paso. “Paso de la muerte a la vida, y es el paso que tenemos que dar nosotros. De una vida que edificamos a la manera de cada uno, y no le encontramos sentido. Viene Jesús, en este paso hacia la nueva vida que nos ofrece. También nosotros ir caminando en esta alegría de sentirnos sus hijos y sentirnos rescatados por él”.

De esta forma tiene sentido vivir la fe, “como una resurrección. Con Jesús resucitando en el corazón de cada uno. Con la transformación en nuestros corazones”.

Habló de la importancia del perdón, lo que reconoce es muy difícil: “Si yo no hago esto, o intento hacerlo, porque a veces desde lo humano yo quiero, pero no puedo. Es difícil o imposible desde lo humano. Necesitamos la gracia de Dios que nos eleva, porque no hay nada imposible para Él. Cuando de la mano de su Gracia, logramos perdonar, amar, no guardar rencor, es ahí donde se da nuestra Pascua, nuestro Paso. Si no logro esta paz del perdón a todos, me quedo en el último lugar o afuera”.

Por eso, indica Segui, estas Pascuas son, otra vez “un llamado personal, a tener un encuentro con Él. Algo que cada uno debe hacer. El encuentro es personal. Viendo dentro de nuestro corazón esas miserias, que son mías. El Señor siempre nos ama, por más camino diferente q ue haya tomado. Me espera con los brazos abiertos, desde la cruz, para recibirme, en su infinito amor”.