La Capilla de la Santísima Trinidad conmemoró el centenario de su bendición.
100 años donde quedan reflejados esfuerzos, vocación religiosa y un legado de fe de gran significación. Fue el Obispo Monseñor Fray Carlos Azpiroz Costa quien presidió la misa concelebrada, donde se impartieron confirmaciones a 14 jóvenes de la comunidad. Se valoró el trabajo incansable de la Comisión Parroquial, que desde hace varios años impulsó las refacciones del templo. “Al cumplirse 100 años de la consagración de nuestro templo no solo miramos a los que nos precedieron con la gratificación interior de haber podido preservar y embellecer la misma iglesia que ellos nos legaron”. “Queremos también imitar la fe que los movió a levantar este edificio sin la cual no tendría sentido”. El Obispo bendijo las obras de reacondicionamiento del templo mientras integrantes de la Comisión Parroquial descubrieron una placa recordatoria.
Además de cumplirse con el ritual religioso los 14 jóvenes de la comunidad, junto a sus familias y padrinos, recibieron la confirmación por parte del Obispo y fue en definitiva un emotivo acontecimiento religioso, ya que también servía para dejar formalmente presentadas a la comunidad las obras de refacción que demandaron muchísimos meses para cumplir con este objetivo, que era llegar al centenario con la Capilla remozada y puesta en valor, conservando sus líneas arquitectónicas, sus figuras religiosas y su frente junto a la cúpula que lucia resplandeciente, conforme al proyecto original que se tuvo en cuenta.
Monseñor Fray Carlos Azpiroz Costa les habló muy particularmente a los 14 fieles que recibieron la confirmación, interrogándolos sobre el significado del sacramento, sus obligaciones señalando que “la confirmación nos da su Espíritu Santo, donde crecen nuestras fuerzas espirituales y por que somos leales a Cristo, enseñamos sin miedo a todos que somos católicos, le defendemos cuando alquilen habla mal de el o de su religión y le servimos tratando de extender su reino de amor entre los hombres, uniéndonos mas a cristo y a la Iglesia”.
Los integrantes de la Comisión Parroquial recibieron un reconocimiento especial de toda la comunidad y las autoridades religiosas por el resultado del compromiso asumido que se tributa en honor de quienes fueron las familias que llegaron a Pueblo Santa Trinidad con su firme vocación de trabajo y fe puesta al servicio del Señor y al termino del oficio religioso los fieles que colmaron totalmente la Capilla recibieron una tarjeta recordatoria del acontecimiento del centenario de la consagración “agradeciendo a los que han hecho posible ambas cosas, la conservación de la Iglesia como también la labor de quienes trabajaron y trabajan para que crezcamos como piedras vivas de un templo espiritual levantando en honor del Señor”.
Además la tarjeta tenía pegada un astilla de la estructura original del campanario reparado en ocasión de estos 100 para lo cual en el comienzo de la santa misa la guía de la celebración Fernanda Heinrich dio lectura a la historia de la Parroquia Santísima Trinidad señalando que “hace un poco más de 130 años los colonos alemanes provenientes de la región del río Volga en Rusia y que luego fundarían Santa Trinidad, fijaban el sitio en el que habrían de echar raíces aquellas 19 primeras familias que atravesando primero el inmenso océano llegaron a nuestra patria donde encontraron un lugar para comenzar de nuevo, conservando su profunda fe católica y sus costumbres”.
“Estas migraciones eran encabezadas generalmente por sacerdotes y fue el padre jesuita Luis Servert quién acompañó y ayudó a los colonos a establecerse en esta zona; era además el encargado de las celebraciones religiosas de nuestros tres pueblos alemanes”.
“Ellos regresaron a Santa María de Hinojo en Olavarría, donde se habían asentado luego de su llegada al puerto de Buenos Aires para volver definitivamente a esta zona ya con su familias a fines de marzo de 1887 junto con los fundadores de las otras dos colonias”.
“Es así como quedó fundada la primera colonia alemana, actualmente denominada Santa Trinidad, conocida en los comienzos como colonia Hildmann ya que así se denominaba la aldea volguense a la que habían pertenecido”.
“A principios de 1887, en el lugar donde hoy se erige la capilla se colocó una gran Cruz de madera frente a la que los colonos alemanes se reunían a rezar y a pedir a Dios por sus cosechas, por el bienestar de sus familias y su futuro en estas tierras”.
“Dos años más tarde y con un enorme esfuerzo de la comunidad se logró construir una capilla de madera”
“Recién en el año 1917 se dio por concluida la nueva y definitiva capilla, siendo demolida la anterior. La inauguración se realizó el 7 de octubre, día de Nuestra Señora del Rosario por eso las fiestas de Kerb se celebran en torno a esta fecha”.
“El sacerdote de aquel momento era el padre Juan Tómola y la construcción de este templo fue posible gracias a la rifa que sorteaba un automóvil Packard. También se recaudaron fondos haciendo remates de objetos antiguos que encontraban los vecinos recorriendo sus campos y además organizando kermeses”.
“La capilla está puesta especialmente bajo la protección de la Santísima Trinidad, es decir Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, un solo Dios en tres divinas personas; esta solemnidad la celebramos el primer domingo luego de Pentecostés”.
“Para la atención espiritual de las tres colonias alemanas se designó a los reverendos padres de la Congregación del Verbo Divino en 1895. Estos sacerdotes aceptaron la misión que le encomendara el por entonces Papa Leon XIII al padre superior de la congregación, Arnoldo Janssen a quien se le solicitó conservar la religión católica y el idioma alemán de sus pueblos”.
“El primer sacerdote estable que tuvo la capilla de la Santísima Trinidad fue el padre Alberto Francisco Colman”.
Tras la lectura de este resumen histórico y previo a la celebración de la misa el Obispo junto al Padre Leandro anunciaron el descubrimiento de una placa simbólica del centenario con los nombres de todos los integrantes de la Comisión Parroquial y la bendición de las obras que remozaron todo el templo.