02/10/2024SALUD

Una terapia con células madre abre una esperanza para los diabéticos: “Ya puedo comer azúcar”

A una paciente con diabetes tipo 1 le sacaron células de su cuerpo. Las reprogramaron y las transformaron en células pancreáticas. Se las inyectaron y dos meses y medio después, generaba insulina. Una terapia con células madre abre una esperanza para los diabéticos: "Ya puedo comer azúcar" La nueva terapia hace que los pacientes dejen de depender de inyectarse insulina. 

Hace un año y en estas mismas líneas se afirmó que el futuro de las células madre estaba en la promesa de nuevas terapias regenerativas para reemplazar tejidos enfermos del cuerpo y curar enfermedades. No era tan claro entonces que surgiría un camino, en cuyo final (con viento en popa en cuanto a estudios de seguridad-eficacia, regulaciones y acceso de la población) miles de pacientes con diabetes podrían revertir la enfermedad.

Ocurrió. Son estudios de fase 1 y 2 llevados a cabo en China y Estados Unidos. La novedad más reciente salió en la prestigiosa revista Cell, que este mes reporta un estudio de fase 1 en el que una mujer de 25 años con diabetes tipo 1 revirtió la enfermedad, gracias a un trasplante de células madre reprogramadas que inicialmente habían salido de su propio cuerpo.

En una nota periodística, la revista Nature comenta el tema y cita a la mujer. Uno no quiere crear expectativas desmedidas con estas notas, pero sus palabras, de tan simples, inevitablemente ilusionan. “Ya puedo comer azúcar”, lanzó.

El artículo comenta también dos líneas de investigación previas, igualmente llamativas. La primera -publicada por la propia revista Nature en abril- reportó el caso de un hombre de 59 años que, tras un trasplante de células madre similar al primero logró revertir su cuadro de diabetes tipo 2.

La segunda es un ensayo con 12 pacientes con diabetes tipo 1, dirigido por una farmacéutica estadounidense (Vertex). Los resultados preliminares difundidos en junio mostraron que, tres meses después del trasplante de las células madre reprogramadas, la docena de participantes comenzó a producir insulina cada vez que el cuerpo registraba la presencia de azúcar.

En esta nota, los detalles de cómo se alcanzaron estos logros y qué chances hay de que algo así ocurra en Argentina.

Qué son las células madre reprogramadas

La materia prima de todos estos estudios fueron las famosas células madre reprogramadas pluripotentes o pluripotentes inducidas, o IPSC, la sigla de Induced Pluripotent Stem Cells, de las que tanto se ha hablado en notas de ciencia en los últimos 20 años, justamente por ser consideradas una promesa futura casi sin igual, pensando en el desarrollo de nuevos modelos terapéuticos.

El hallazgo le valió el Premio Nobel al japonés Shinya Yamanaka, en 2007, quien -con una técnica de laboratorio específica- logró “rebobinar” la función de distintas células, de modo que se “olvidaran” la función que tenían asignada.

Dicho de otro modo: mientras las primeras células que componen un embrión están -podría decirse- en un "estadío original", como si fueran hojas en blanco, y luego la evolución y el desarrollo van orientándolas hacia cierta función (ser células de la piel, del cerebro, del corazón...), lo que hizo Yamanaka fue tomar células humanas (con una función clara) y despojarlas de aquello que habían aprendido. Rebobinarlas a su estadío original.

Esas células “frescas” y sin función son las tan mencionadas células madre reprogramadas. Se les dice “pluripotentes” cuando tienen la capacidad de convertirse en cualquier otra célula del cuerpo.

Suena tan simple que cuesta creerlo. A la paciente de 25 años con diabetes tipo 1, le sacaron células de su cuerpo, las reprogramaron (les quitaron su función) y las transformaron (siempre in vitro) en células pancreáticas. Se las inyectaron y dos meses y medio después, la mujer estaba generando insulina. Pasó un año de esto y la paciente sigue estable.

Técnicamente, le trasplantaron 1,5 millones de “islotes”, término usual en estos casos, ya que “el páncreas es una glándula con varios tipos de células que se agrupan así, en islotes”, aclaró el científico que Clarín suele contactar para estos temas.

Es Fernando Pitossi, un reconocido especialista en este campo, que en su día a día, entre otros, reprograma células de la piel y las transforma en neuronas, con miras a crear modelos de terapias contra enfermedades neurodegenerativas. Es biólogo, investigador superior del Conicet y jefe del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso del Instituto Leloir-IIBBA (Conicet).

En el caso de la paciente, contó, “las células iniciales provenían de tejido adiposo (grasa) de la misma paciente. Es decir que fue un trasplante autólogo”. Tras reprogramarlas para ser células del páncreas, las inyectaron en una membrana del llamado "recto abdominal" (en el abdomen).

En este tipo de procedimientos, las células suelen inyectarse en el hígado, pero -repasó Pitossi- en este caso fue distinto porque “la paciente tenía un hígado trasplantado” y de hecho estaba inmunosuprimida. No obstante, el giro en la práctica fue positivo porque les permitió a los investigadores monitorear mejor las células (cuando van a parar al hígado quedan casi ocultas).

La respuesta a si las células del páncreas no deberían haber sido inyectadas directo en el páncreas es “no”. “No hace falta que las células estén ahí. Lo que se necesita es que censen el nivel de glucosa y eso se puede hacer en cualquier parte del cuerpo”, explicó Pitossi.

Más pacientes con diabetes en la mira
En cuanto al caso del hombre con diabetes tipo 2 comentado arriba, hay que remarcar que estaba en una fase grave de la enfermedad, tras padecerla 25 años.

Firmar el consentimiento para recibir las células reprogramadas -inicialmente sacadas de su propia sangre- le reportó menos riesgo que el statu quo al que estaba sujeto, que ya le había causado una nefropatía diabética terminal. Según un paper de abril pasado, su producción de insulina se estabilizó.

Por fin, el estudio de los 12 pacientes de Estados Unidos no involucró trasplantes autólogos sino que se trata de un producto desarrollado por la empresa biotecnológica mencionada, que se administra vía infusión en la vena porta-hepática. La terapia fue desarrollada a partir de células madre embrionarias (o sea que el trasplante es heterólogo; no autólogo), que son menos potentes que las pluripotentes inducidas y cuyo uso está permitido solo en ciertos contextos y en ciertos países.

Según el laboratorio, tras una única infusión del producto, “los 12 pacientes demostraron el injerto de células de los islotes y la producción de insulina sensible a la glucosa, el día 90. En la última visita, todos los pacientes habían mejorado el control glucémico y habían alcanzado los objetivos recomendados por la Asociación Americana de la Diabetes”.

Algunos pacientes cuyo seguimiento llegó al año desde la intervención, se mantenían en esa situación.

Trasplantes de células madre pluripotentes en Argentina

Si bien Pitossi destacó que en el mundo “ya existen más de 55 ensayos clínicos en pacientes con células específicas como neuronas, células de corazon o células de páncreas derivadas de este tipo de células madre”, son estudios que deben cumplir las distintas etapas de la investigación clínica.

Falta tiempo para que probar su seguridad y eficacia con un alcance más masivo. “Son todos estudios experimentales en pacientes que están controlados por la autoridad regulatoria de cada país", dijo el investigador.

"Los pacientes no lo pagan porque corren un riesgo, justamente porque se desconocen los riesgos y beneficios. Aunque se están dando buenas noticias, son novedades que se hallan en una fase incipiente de investigación y falta ver si son exitosas las fases más avanzadas, como la fase 3, algo que va a tardar varios años”, sumó.

Si bien “hay varios grupos que utilizan la reprogramación celular en sus investigaciones, no hay en este momento estudios clínicos utilizando esta tecnología en Argentina”. ¿Podría cambiar esta situación?

Células madre: el desafío de crear un haplobanco
Lo cierto es que existe (o podría existir) otra cosa, contó Pitossi: “Es un proyecto que tiene como objetivo generar una colección de células madre reprogramadas que sea compatible con la población argentina”. El término clave es “haplobanco”.

Aludió, así, a un proyecto en el que él mismo trabaja hace años, estudiando las características genéticas de la población local. De otro modo, ¿cómo curar, en el futuro, nuestras propias enfermedades?

El proyecto es crear, acá, un haplobanco, una colección de células madre pluripotentes inducidas. “Lo componen la Fundación Instituto Leloir, el Incucai y el Hospital Garrahan”, detalló.

La intención de este proyecto “es abaratar los costos de futuros tratamientos, ya que, al producir células para muchas personas, el costo de generarlas disminuye. Corea del Sur calculó que el costo de producir células de un haplobanco es un 14% del costo de producirlas para una sola persona”.

Aunque hay haplobancos en Japón, China, Europa, Estados Unidos y Brasil, entre otros, en Argentina la situación está estancada, cerró Pitossi: “Existe un lugar ya construido para este proyecto, que aún no está habilitado. Tenemos el conocimiento a nivel académico para hacerlo. Aún no hay financiamiento”.

Clarín