Rodrigo Bracamonte: “Con la ayuda de la familia y de los amigos uno sale adelante”
Rodrigo Bracamonte es un joven de 25 años de Huanguelén. En el 2020 perdió totalmente su visión, a partir de la diabetes que padece hace años, pero también como resultado de una mala praxis.
Con humor, con naturalidad, Rodrigo toma su presente de persona no vidente. Concurre al servicio de ciegos y disminuidos visuales que tiene la Escuela Especial N° 501 y también a la Biblioteca Parlante. Trabaja en una de las áreas del Hospital de Huanguelén y recorre las calles de su pueblo, apelando a la memoria de cuando las recorría, viéndolas. Integra la Peña Pasión Xeneise de la localidad y participa activamente en su comunidad.
Acaba de proponer una caminata inclusiva que se llevó a cabo el último sábado, con una gran participación de gente.
Huanguelén, dice, como todos los pueblos y ciudades, “está bastante feo. Hay veredas que están buenas y otras que están malas. No es que queramos que todo se haga ahora, pero se trata, de a poquito, de empezar a acomodar, para que podamos circular, sin ninguna preocupación”.
No se trata solo de los bicicleteros o de los macetones o de una celosía que está abierta y sin enganchar o sujetar a la pared, también “de autos arriba de la vereda, eso también está mal. La vereda no es de nadie, ocupan espacio que está mal hacerlo”.
Consultado en torno a cómo lleva su condición de persona ciega, cuenta que perdió la visión “hace dos años y medio. En el 2020, en plena pandemia. Para mí es un poco más fácil, porque yo al pueblo lo conozco, puedo ir a Suárez y también conozco. Aquel que nace con esto es más complicado. A mí me costó, me costó mucho. Porque uno piensa por ahí que no se puede, o no va a salir. A mí me daba vergüenza que la gente me viera. Pero de a poco, con la ayuda de la familia y de los amigos, uno sale adelante. Y siempre intentando capacitarme, nunca quedándome”.
Trabaja en el Hospital Municipal, al principio en cadetería interna, ahora atendiendo el conmutador. “Ustedes saben bien que la gente con discapacidad, para conseguir trabajo, no es fácil. Gracias a Dios, yo estoy trabajando y estoy muy contento. Capacitándome, haciendo algún curso. Hoy estoy estudiando Braille” cuenta Rodrigo Bracamonte.
Relata que, en su casa, se maneja con total autonomía. “Si quiero tomar mate tomo, cocino, si tengo que poner el lavarropa, colgar la ropa, lo hago. No tengo ninguna dificultad, para nada. Y lo que no sé, me cuesta, pero lo aprendo”.
Relata algunas anécdotas de su vida, donde se toma con humor su condición. Aclara que en Huanguelén hay otras dos personas que son bastón verde, porque algo de visión tienen, en tanto él es bastón blanco, porque “tengo muy poquita luz en mi ojo derecho, pero no distingo nada. Ya lo mío es ceguera”.
Con Omar Alebuena (una persona ciega de Coronel Suárez) se hacen una broma mutua. Rodrigo le dice: “Tengo un grupo de personas en Coronel Suárez y siempre hacemos chistes. ‘¡Omar, no me mires con esa cara!’ le digo, y él me dice que tampoco lo mire así. Uno se lo tiene que tomar con un poco de gracia, porque, si no, yo estaría todo el tiempo llorando o mal. Es tomarlo con humor y con respeto. Acá en el Hospital también, me dicen: ‘Rodri, ¿no viste al doctor?’, y les respondo: ‘no lo vi para nada’, y siempre nos reímos mucho entre nosotros”.
Se agudizan los otros sentidos, cuenta Rodrigo. “Agudicé mucho el olfato, el oído, el tacto. Vos perdés un sentido, pero se agudizan los otros. El oído se me agudizó mucho” relata.
Rodrigo Bracamonte, un joven de Huanguelén que, con todo énfasis, en el cierre de la entrevista dice. “Las personas ciegas y disminuidas visuales necesitamos tener la pared libre. Nosotros usamos la pared como guía, no tiene que haber nada sobre la pared. Ni macetas, ni bicicleteros, ni bicis. Y por ahí los señores comerciantes que sacan los productos afuera, nosotros necesitamos de la pared, a la vereda, 1,20 metros de ancho y 2 metros de alto, para no golpearnos con nada”.
Para aprender y para tomar en cuenta. Para que los pueblos y ciudades del distrito sean transitables para todo el mundo, en forma amigable.